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Por Mónica Patxot & María José Pita
Domingo 13 de Febrero, 2022

PONTEVEDRA

Juan Manuel Loureiro, Juan José Esperón y Ramón López Laxe delante de la oficina de Abanca de la calle Augusto García Sánchez de Pontevedra
© Mónica Patxot

«Soy mayor, no idiota» es la campaña con la que el médico jubilado de Valencia Carlos San Juan, de 78 años, reunió 600.000 firmas para reclamar que los bancos atiendan a las personas mayores sin trabas tecnológicas y que mantengan las oficinas abiertas «para ser atendidos por una persona y no una máquina». Primero consiguió hablar con la propia ministra Nadia Calviño y, un día después, que Abanca y Banco Santander anunciaran que ampliaban los horarios hasta las 14:00 horas para atender a los mayores de 65 años.

Paralelamente, en Pontevedra, decenas de ciudadanos se concentraban delante de la sucursal de Abanca en la calle Augusto García Sánchez para protestar por los «abusos» de la banca, porque «non é de recibo que para cobrar a pensión, a nómina ou mesmo unha axuda de subsistencia o Estado che obrigue a ter unha conta corrente que implica o pago dunhas comisións totalmente abusivas», es una de las denuncias de los tres miembros de la Federación de Asociacións de Veciños Castelao que participaron en esa protesta y con los que nos citamos en la sede del colectivo vecinal, el local ubicado bajo a plaza da Liberdade.

ABUSOS DE LA BANCA EN PRIMERA PERSONA

Juan José Esperón, residente en Pontevedra y secretario de la asociación de vecinos O Chedeiro de Cerponzóns, de 61 años y jubilado tras 43 años trabajando en Peral Moda, relata que hace años su suegra estuvo afectada por las preferentes y que logró recuperar su dinero con mucha lucha. En la actualidad, se indigna ante situaciones cotidianas en las que se ha encontrado personas mayores «nerviosas, con bágoas nos ollos» que no se amañan en el cajero automático, «que ás veces queres botarlles unha man, dicirlles se lles axudas pero, claro, é unha cousa tan íntima que tampouco queren que se acerquen a eles para que vexas o que teñen na conta».

Juan Manuel Loureiro, vecino de Pontevedra y presidente de la Federación de Asociacións de Veciños Castelao, de 56 años y funcionario de carrera, explica la insólita situación en la que se vio inmerso esta misma semana al querer cancelar una cuenta mancomunada entre tres personas que tenía saldo cero. No conformes con las comisiones que les cobraban, finalmente el empleado bancario les ofreció abonar solo 60 céntimos de comisión, a lo cual accedieron. La sorpresa llegó cuando ese mismo empleado les informa de que, ya que eran algo más de la 12 de la mañana, la caja estaba cerrada y que tenían que regresar otro día más temprano para hacer el trámite.    

Ramón López Laxe, presidente de la asociación de vecinos Heroes do Campo da Porta de Salcedo, de 72 años y jubilado de una empresa eléctrica, recogía el lamento de una vecina a la que le habían cobrado 50 céntimos por solicitar el estracto de la cuenta. En su caso, el asombro llegó cuando se topó en su cuenta con un cargo de 69,72 euros de una supuesta compra en Amazon que él no había hecho. En la oficina bancaria le indicaron que tenía que ir a denunciar a la Comisaría, sin darle otro tipo de facilidades para recuperar su dinero. Lamenta que el banco no se implique más con un error que se debe a un fallo de seguridad de la propia entidad, y que tenga que ser el usuario quien pelee para recuperar su dinero.

HORARIOS ARBITRARIOS  

El anuncio de Abanca de ampliar el horario de caja para personas mayores de 65 años es aplaudido por Juan José, Juan Manuel y Ramón pero inciden en que esta medida debe ser universal, para todas las personas, y además poder recuperar el horario de tarde un día a la semana. En este sentido, Ramón comenta que le consta que vecinos de Salcedo tienen problemas para poder llegar al banco en el horario de caja, por falta de un horario de transporte público adcuado, y que echar mano de un taxi para un mínimo de dos visitas al mes es inasumible para ellos.

Juan Manuel presenció el caso de dos personas que estaban en la fila esperando su turno en el interior de la oficina bancaria cuando de pronto el empleado del mostrador anunció a voz en grito que se cerraba la caja porque ya eran las 11. De nada sirvió que estos usuarios le indicaran que habían cogido su ticket de espera diez minutos antes de esa hora. La respuesta del empleado fue que el sistema ya no les permitía hacer operaciones. «Vuelva usted mañana», un claro ejemplo, denuncia, de trato inhumano.

TARTERAS Y SEGUROS

Los tres representantes vecinales recuerdan los tiempos en los que los bancos «regalaban» baterías de cocina, cuberterías o televisiones por abrir una cuenta con un determinado saldo. Incluso cuando se ofrecían hipotecas por cantidades desorbitadas para la compra de vivienda. Los bancos habían entrado en el negocio inmobiliario y les beneficiaba captar clientes de este modo. Hasta que llegaron las sucesivas crisis.

Más recientemente, los tres cuentan casos vividos en los que el banco les ofrecía anular las desporporcionadas comisiones que les cobraban a cambio de que suscribieran seguros de diverso tipo: auto, hogar o decesos, «contráteme un seguro y le quito las comisiones». La «trampa» estaba en la letra pequeña, ya que «o que me cobraban polo seguro era máis caro que o de outras compañías, e a diferenza equivalía ao prezo da comisión, así que non están regalando nada», manifiestan.

«A min gustaríame que a señora Botín ou o señor Escotet, ou algún máis que anda por alí, gustaríame que viviran a situación nas súas propias carness», apela Juan Manuel. De no ser el caso, por lo menos los tres vecinos de Pontevedra esperan que sus protestas puedan llegar a los poderes públicos para que presionen a los bancos, «salvados con diñeiro público, de todos nós, non o esquezamos», para que finalicen los abusos que vienen cometiendo.

Juan José Esperón
© Mónica Patxot
Juan Manuel Loureiro
© Mónica Patxot
Ramón López Laxe
© Mónica Patxot
Los «abusos» de los bancos en primera persona
Juan José Esperón, Juan Manuel Loureiro y Ramón López Laxe relatan algunas situaciones injustas que vivieron en sus visitas a oficinas bancarias y que, denuncian, acostumbran a ser habituales
© PontevedraViva

FONTE: PONTEVEDRAVIVA!COM

13/02/2022

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