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R. Doniz. VIGO / LA VOZ

Bomberos de Vigo durante un operativo de extinción. XOAN CARLOS GIL

El nuevo convenio elimina ese tiempo en cada guardia de 24 horas; al año son 108 horas que los funcionarios pierden

04 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

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a falta de bomberos en la plantilla que ofrece servicio a la ciudad más poblada de Galicia no solo afecta al servicio público que prestan. Internamente, esa carencia implica limitaciones y restricciones. El nuevo convenio secundado por los sindicatos UGT, CCOO y SICO, y rechazado por la CIG y la CUT, conlleva la pérdida del tiempo para disfrutar el bocadillo o el tupper con el menú del día que cada funcionario se lleva al tajo. Se trata de 30 minutos por cada ocho horas de trabajo, que implica hora y media al hacerse guardias de 24 horas. Cada bombero hace unas seis guardias al mes, que al cabo del año supone dejar de computar 108 horas que hasta ahora sí se reconocían. Y que algunas de las sentencias judiciales favorables a los bomberos de los últimos años ya recogían que ese tiempo para el bocadillo debía de negociarse. Pero la negociación salió favorable a los intereses del Ayuntamiento, que no escondió nunca su intención de pasar a incluir el tiempo del bocadillo en las horas contabilizadas de trabajo.

El nuevo convenio resultante de la mesa de negociación entre sindicatos y Gobierno local deja al descubierto la organización obsoleta de este departamento. No lo denuncian en la plantilla, ni los sindicatos. Lo recoge un informe reciente de Recursos Humanos. Sin rodeos, expone que durante los últimos 30 años no se actualizó esa organización conforme a los avances de las normas de la administración pública o las sentencias judiciales resultantes de pleitos entre sindicatos y Ayuntamientos. La mayoría, a favor de los trabajadores.

Esa organización obsoleta, y que evidencia poca o ninguna voluntad para actualizarla por parte del Ayuntamiento, implica también cesar en el pago desorbitado de horas extra para tapar las carencias crónicas de la plantilla. Eso implica el pago de las horas extra hasta el punto de suponer en algunos casos una segunda retribución. Aquí, Recursos Humanos se expresa con la misma claridad: «No pueden seguir dándose esas dobles retribuciones».

El mismo departamento reconoce igualmente a lo largo de su informe que la plantilla, más allá de su organización y gestión obsoleta, trabaja bajo mínimos por la falta de funcionarios. Dicha afirmación choca con lo afirmado por el Gobierno local cuando surgieron emergencias que no se atendieron en las mejores condiciones. La primera, de la que se cumplirá un año en octubre, fue el incendió con víctimas mortales de un edificio en la calle Alfonso X el Sabio. El segundo implicó la muerte de un bombero raso en servicio cuando hacía de jefe de parque sin tener la formación necesaria. Es cierto que la muerte fue accidental, pero su posición real en aquel retén que llegó de primero al edificio en ruinas no se ajustaba a la que ostentaba.

El nuevo convenio recoge que los bomberos trabajarán 1.642 horas al año, que implica hacer 37 a la semana. Pero la cifra aprobada no es real a ojos de la CIG. Su discurso y cuentas son las siguientes: seis guardias al mes de 24 horas durante un ano suman 1.584 horas. A esto hay que añadir el solape de 40 minutos por guardia, que implica 20 minutos para entrar y otros 20 para salir. A mayores, la hora y media para el bocadillo por guardia, que no se computan pero es tiempo que los funcionarios paran para descansarse y alimentarse. Las cuentas de la CIG, en términos globales, suman 1.772 horas, más que las 1.642 aprobadas recientemente en junta de gobierno local después de que los sindicatos que si apoyaron el nuevo convenio se negasen a reconocer durante la negociación a introducir en el nuevo convenio ese montante anual de horas: 1.772.

«Isto representa unha clara discriminación en comparación co resto dos funcionarios do Concello», denuncia la CIG.

FUENTE: LA VOZ DE GALICIA. 4/09/2024.

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